domingo, 21 de setembro de 2008

La búsqueda de otros paradigmas

La historia política y económica se encontró en esta semana con otro hito en su camino, la gran crisis financiera que se coló por el barrio de Wall Street.
Entre varios comentarios, me pareció interesente la reflexión de un diputado argentino que declaraba haber sido de izquierda (mencionando simplemente el aspecto económico) hasta que la URSS hace implosión, en sus términos. Ante semejante suceso, pasa sus convicciones al otro lado de la calle, aunque vuelve a desilusionarse esta semana. En última instancia, reflexiona, no son los sistemas los que no funcionan, sino ¡la especie! Valga una sonrisa para el eufemismo del señor.
Acercándonos al meollo del asunto financiero, vemos que han quedado evidenciadas las señales de lo que parecen ser exabruptos del homo economicus, con poco de racionalidad y decencia.
Siempre se ha dicho que hacer leña del árbol caído no es meritorio, pero me atrevo a buscar algo más. Si el comportamiento del agente económico excedió los límites del bien público, al punto de perjudicarlo, vale la pena ver las soluciones propuestas para sopesar un juicio objetivo.
Internamente al país norteamericano, los cambios legislativos respecto a la función del banco parecen haber permitido una vez más llevar espejos de colores de un continente a otro. La respuesta obliga a la banca a bajar los pies a la tierra, a su función original de recibir depósitos y prestar.
Algunas señales hacen pensar que hoy se le está dando la espalda al riesgo desmedido, a la creación de activos reconocidos como tóxicos, y esto es como retirarle el andamio a proyectos y personas que han comprado esos espejos. La economía real deberá sufrir esta caída, y de alguna manera regularse para evitar colapso semejante.
Nuevamente, nuestro diputado argentino es escéptico, la especie no le inspira confianza. En su mirada noto un resabio de desilusión, quizás por la expectativa perdida al principio, y por el sentimiento de haberse desacreditado la última alternativa. Paciencia, entonces, porque el nuevo escenario seguramente necesitará bases para construirse.